08 noviembre 2007

Qué recuerdos aquellos...

Hola, llevaba tiempo queriendo escribir un artículo sobre determinados grupos en el pueblo, pero nunca me ponía. Después de los comentarios que han dejado en este blog del Ozé y algunos correos "anónimos" y otros no tan anónimos que me han llegado, pidiendo que Misterio o Lüzbel vuelvan como banda (eso sólo se lo pueden permitir los Héroes del Silencio y los Pecos), y como es casi imposible que volvamos, pues siempre es bueno recordar los buenos tiempo, como ya hiciera Pacheco hace unas semanas en otro post. Este artículo saldrá en el periódico Noticias Locales la semana que viene. Lo pongo en letras pequeñas porque es largo y no quiero comerle espacio al Ozé, si lo queréis leer a vista normal pasaros por mi güeb. (La imagen se puede ver más grande si pinchas sobre ella).

Qué recuerdos...
Hace unos meses conocí a unos chavales, de no más de catorce años, que al igual que un servidor, aman la música y la sienten tan dentro que incluso se atrevieron a formar un grupo, componer canciones y tocar en directo. Los he visto actuar un par de veces y cuando hablo con ellos, se me viene a la memoria un tiempo pasado, en el cual, otros chavales también hacíamos lo mismo que ellos ahora, crear un grupo de Rock & Roll, componer, hacer conciertos y soñar. Me alegra de que a día de hoy, en estos tiempos de confusión musical, aún haya chavales con ilusión por hacer buena música a pesar de todos los inconvenientes y trabas que todos los grupos que empiezan se encuentran en el camino. Yo comencé, junto con varios amigos, en un grupo al que le dimos el nombre de Misterio, con unos dieciséis años ensayábamos nuestras primeras canciones, con mucha más ilusión y ganas que conocimientos musicales. Para nosotros nuestro grupo y el local de ensayo eran como una comuna, vivíamos para eso, era nuestra pasión y dedicábamos a ello muchas horas. Puede que no sonáramos todo lo bien que sonaban otros, pero a nosotros nos daba absolutamente igual, tocábamos porque nos divertíamos, porque nos lo pasábamos bien haciéndolo, porque éramos los mejores amigos del mundo, porque teníamos un montón de ideas en la cabeza y además, con la cosa del grupito, pues ya de paso, también se ligaba (algunos más que otros). Recuerdo los primeros conciertos, aquellos nervios metidos en el estómago, el escenario, la música, las anécdotas, las risas, las meriendas en los ensayos, las primeras cogorzas (de esas que crean afición), las niñas, los amigos, los posters de los Iron Maiden y Nirvana colgando de las paredes y muchas más cosas que ya nunca volverán. Y es que, lo malo de todo esto, es que los años pasan y uno va creciendo y se va haciendo mayor. Aquella magia, aquellos sueños, aquellas utopías, poco a poco, se van desvaneciendo con el tiempo y, aquellos cuatro o cinco amigos inseparables, ahora, a lo más que llegan es al saludo. Pero voy a dejar de recordar tiempos pasados y a ceñirme a los actuales, estos en los que por desgracia la música prefabricada y enlatada (llámese reggaeton, pop melódico comercial, etc.) triunfa en radios y televisiones y por consiguiente en las listas de ventas, con unas letras que dejan mucho que desear y que hasta un crío de siete años podría perfectamente escribir, como dice Sabina: “Qué lastima coño, con lo que da el género”. Por eso, es de agradecer que surjan grupos de jóvenes comprometidos con la música. Música hecha por ellos e interpretada en directo, que es el estado natural de la música y no en el Play Back ese que tanto gusta algunos. Desde aquí pido a los padres de estas criaturas rockeras, que sean comprensivos, que les faciliten un poco las cosas, pues están empezando y no lo tienen nada fácil, también se lo pido a los ayuntamientos, que apoyen y apuesten por los grupos musicales que comienzan, que les proporcionen un local de ensayo, pues es cultura y tienen derecho a que las instituciones públicas les ayuden en todo lo que sea posible. Y a los nuevos grupos, animarlos a seguir así, aprendiendo, componiendo y tocando. Para concluir, quiero dedicar este artículo a los grupos que ya no están y a estos que comienzan y que he tenido la suerte de conocer, va por ellos pues: Koba, El conjuro, Misterio, Alfa-Omega, Chico, Velo y Pablito Pez, Lüzbel, kostus christi, Malhabares, Cosmos, Guerra Sonora… y que me perdonen los olvidados, ¡ay qué cabeza la mía…!

Miguel Ángel Rincón Peña
Noviembre 07 (Noticias Locales-Edición Sierra)

5 comentarios:

Drpaxe dijo...

Muy bonito jefe,
Mientras existan momentos para recordar aquellos tiempos con amigos que quieran recordarlos estaremos vivos.
Te acuerdas de aquel atardecer, en un guiso de no hace mucho que no pintaba mu bien, volvimos a cantar.
Eso es lo que digo, mi cuerpo puede crecer pero mi corazón se niega. Me lo estaba pasando también que se me olvidó crecer (peter pan)

Anónimo dijo...

cuando recordamos la infancia siempre nos ponemos tristes, a mi m pasa. Yo no os e mandado mensajes pero ya q estoy os lo digo, podiais volver q esta el pueblo avandonao en estos temas.

Muy bueno lo d los pecos jajaja

erchukarro dijo...

komo se ta podio olvidar kostus christi...ai k veee

Miguel A. Rincón dijo...

Mira que lo sabía que se me olvidaba alguno importante, y eso que estáis hasta en la foto que puse. Bueno, ya lo he incluido.

Salud

Anónimo dijo...
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